lunes, 26 de agosto de 2013

If there is a will there is a way



En un tiempo en el que reina un absoluto escepticismo acerca de las oportunidades futuras, donde la corrupción lo inunda todo, y  donde la miseria y las “miserias” humanas de los de nuestro alrededor no dejan de proliferar, parece no haber lugar para la esperanza ni para el cambio. La sociedad española está hastía, está dormida, paralizada y eso no puede ser. Crisis las ha habido siempre pero es el motor del inconformismo y del progreso el que ha hecho solventarlas. La fórmula del Éxito: Entusiasmo, Energía y Empatía, las tres “Es”. No podemos dejarnos llevar por el determinismo ni esperar que otros arreglen lo que nosotros no hacemos.

Para apuntalar este mensaje de esperanza, hoy abordaremos la historia de un país marcado por la miseria y la pobreza extremas y que hoy en día es un ejemplo a seguir para los demás países más pobres, se trata de Bangladesh.

El Banco Mundial es el encargado de realizar las clasificaciones por países según la renta per cápita media. La renta media p/c anual de los denominados “países de ingreso bajo” es de 1.035$ anuales. Bangladesh se clasifica a día de hoy, con gran orgullo, como “país de ingreso medio – bajo” al presentar una renta p/c de 1.910$; y es considerado por Goldman Saachs como uno de los “Próximos 11”, economías prometedoras llamadas a tomar el relevo de los famosos BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). No obstante, a lo largo de su historia no ha sido siempre bien visto de cara a los inversores internacionales.

En los años ’90 Bangladesh se dio como un “caso perdido”. Por su situación geográfica es un país azotado por las catástrofes naturales de manera habitual. Lidian con monzones, inundaciones devastadoras, tifones primaverales y huracanes. Por si esto fuera poco la zona presenta además un alto riesgo sísmico y es la 2ª zona del mundo con mayor riesgo de tornados. Se decidió por tanto que sería un país que dependería de la Ayuda Oficial al Desarrollo de manera prácticamente permanente. Sin embargo, dos décadas más tarde, las cifras dejan asombrados a los expertos de la ONU. La pobreza ha descendido desde el 57% al 31%.

Una de las razones de este éxito se encuentra en la organización de comunidades vecinales donde un grupo de mujeres controlan la zona y canalizan la ayuda recibida, ellas son las encargadas de gestionar las subvenciones de escolarización, formación de jóvenes para empleos, y en general podría decirse que extienden su intuitiva gestión de economía familiar al barrio en el que viven. Los resultados son asombrosos. De hecho Bangladesh es uno de los países pobres más aventajados en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio planteados por Jeffrey Saachs que tienen como horizonte de cumplimiento el año 2015 y que consisten entre otros en la reducción del hambre, la pobreza, mortalidad infantil y maternal y abogar por la igualdad, y la enseñanza.

El caso de Bangladesh me recuerda a la expresión de Yunus (economista bangladeshí por cierto), el creador de los microcréditos, Banco Grameen y Nobel de la Paz en el año 2006; y es que no hay que confundir Ayuda al Desarrollo con asistencialismo

Las obras benéficas no son la solución a la pobreza, pueden paliar el proceso de empobrecimiento, pero si no se utilizan con los fines adecuados, pueden acabar con la iniciativa de las personas

Iniciativa, esa es la clave, y es con esta intención con la que comenzaba el artículo. La iniciativa y la actitud son fundamentales en los momentos de crisis y en ellas está la semilla de la solución. En Occidente solemos admirar a aquellos individuos que se han forjado a sí mismos, que han llegado a lo más alto, que han creído en ellos y en sus ideas. Algunos ejemplos, Steve Jobs, Bill Gates, Amancio Ortega etc. Traslademos ese mismo pensamiento de éxito individual a los países. Bangladesh, con absolutamente todos los factores en contra: guerras, desastres naturales, tasas de superpoblación, renta p/c baja, etc ha conseguido crecer a día de hoy a tasas de hasta el 6%, reducir su pobreza, pasar a ser un país de renta media-baja en la clasificación del BM, y estar en la lista de candidatos de países prometedores de uno de los bancos de inversión más influyentes.

Quizás este artículo tenga más connotaciones subjetivas pero me gustaría saber vuestra opinión ¿Está la sociedad española demasiado contaminada por el espíritu negativo? Llevamos 5 años de crisis y parece no haber salida al túnel. ¿Qué medidas se os ocurren que podríamos tomar  o plantear para producir un cambio?