En un tiempo en el que reina un absoluto escepticismo acerca de las oportunidades
futuras, donde la corrupción lo
inunda todo, y donde la miseria y las “miserias”
humanas de los de nuestro alrededor no dejan de proliferar, parece no haber lugar para la esperanza ni para
el cambio. La sociedad española está hastía, está dormida, paralizada y eso
no puede ser. Crisis las ha habido siempre pero es el motor del inconformismo y
del progreso el que ha hecho solventarlas. La
fórmula del Éxito: Entusiasmo, Energía y Empatía, las tres “Es”. No podemos
dejarnos llevar por el determinismo ni esperar que otros arreglen lo que nosotros
no hacemos.
Para apuntalar este mensaje de esperanza, hoy
abordaremos la historia de un país
marcado por la miseria y la pobreza extremas y que hoy en día es un ejemplo a
seguir para los demás países más pobres, se trata de Bangladesh.
El Banco Mundial es el encargado de realizar las clasificaciones
por países según la renta per cápita media. La renta media p/c anual de los
denominados “países de ingreso bajo” es de 1.035$ anuales. Bangladesh se
clasifica a día de hoy, con gran orgullo, como “país de ingreso medio – bajo”
al presentar una renta p/c de 1.910$; y es considerado por Goldman Saachs como
uno de los “Próximos 11”,
economías prometedoras llamadas a tomar el relevo de los famosos BRICS (Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica). No obstante, a lo largo de su historia no ha
sido siempre bien visto de cara a los inversores internacionales.
En los años ’90
Bangladesh se dio como un “caso perdido”.
Por su situación geográfica es un país
azotado por las catástrofes naturales de manera habitual. Lidian con
monzones, inundaciones devastadoras, tifones primaverales y huracanes. Por si
esto fuera poco la zona presenta además un alto riesgo sísmico y es la 2ª zona
del mundo con mayor riesgo de tornados. Se decidió por tanto que sería un país
que dependería de la Ayuda
Oficial al Desarrollo de manera prácticamente permanente. Sin embargo, dos décadas más tarde, las cifras
dejan asombrados a los expertos de la ONU.
La pobreza ha descendido desde el 57% al
31%.
Una de las razones de este éxito se encuentra en la organización de comunidades vecinales donde
un grupo de mujeres controlan la zona y canalizan la ayuda recibida, ellas
son las encargadas de gestionar las subvenciones de escolarización, formación
de jóvenes para empleos, y en general podría decirse que extienden su intuitiva
gestión de economía familiar al barrio en el que viven. Los resultados son asombrosos. De hecho Bangladesh es uno de los países
pobres más aventajados en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio planteados por Jeffrey Saachs que tienen
como horizonte de cumplimiento el año 2015 y que consisten entre otros en la
reducción del hambre, la pobreza, mortalidad infantil y maternal y abogar por
la igualdad, y la enseñanza.
El caso de Bangladesh me recuerda a la expresión de Yunus (economista bangladeshí
por cierto), el creador de los microcréditos, Banco Grameen y Nobel de la Paz en el año 2006; y es que no hay que confundir Ayuda al Desarrollo
con asistencialismo
“Las obras benéficas
no son la solución a la pobreza, pueden paliar el proceso de empobrecimiento,
pero si no se utilizan con los fines adecuados, pueden acabar con la iniciativa
de las personas”
Iniciativa,
esa es la clave, y es con esta
intención con la que comenzaba el artículo. La iniciativa y la actitud son fundamentales en los momentos de crisis
y en ellas está la semilla de la solución. En Occidente solemos admirar a
aquellos individuos que se han forjado a sí mismos, que han llegado a lo más
alto, que han creído en ellos y en sus ideas. Algunos ejemplos, Steve Jobs,
Bill Gates, Amancio Ortega etc. Traslademos ese mismo pensamiento de éxito
individual a los países. Bangladesh, con absolutamente todos los factores en
contra: guerras, desastres naturales, tasas de superpoblación, renta p/c baja,
etc ha conseguido crecer a día de hoy a
tasas de hasta el 6%, reducir su pobreza, pasar a ser un país de renta
media-baja en la clasificación del BM, y estar en la lista de candidatos de países
prometedores de uno de los bancos de inversión más influyentes.
Quizás este artículo tenga más connotaciones subjetivas
pero me gustaría saber vuestra opinión ¿Está
la sociedad española demasiado contaminada por el espíritu negativo? Llevamos 5
años de crisis y parece no haber salida al túnel. ¿Qué medidas se os ocurren
que podríamos tomar o plantear para
producir un cambio?
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